El microscopio confocal nos permite visualizar en vivo las células de la piel y de otros tejidos. Así evitamos la demora de varios días que un microscopio convencional exige para tratamientos como biopsias, preparación y teñido de muestras.
Funciona por la acción de un haz de luz láser a través de una apertura. Tanto la fuente de imágenes como el detector de imágenes están en un plano conjugado, que permite iluminar tejidos y recoger la refringencia de las estructuras.
Pigmentos como queratina y melanina tienen un índice de refracción especial, que permite que se les identifique sobre los tejidos vivos, respecto a otras estructuras, según el contraste natural de las refrigencias obtenidas. Así podemos hacer una biopsia óptica de las estructuras cutáneas analizadas.
El microscopio confocal nos permite realizar diagnósticos rápidos y precisos en distintas aplicaciones dermatológicas de forma no invasiva. Gracias a su precisión, podemos diferenciar el grado de envejecimiento o lesiones cutáneas del paciente, así como su evolución respecto a los tratamientos planteados.
Esta técnica es mínimamente invasiva, el paciente está cómodo en todo momento y nos permite obtener un diagnóstico en tiempo real. Toda la información que nos ofrece es digitalizada, lo que permite ser incluida en el historial del paciente, con las relativas ventajas que supone para contrastar la información con otros especialistas si el paciente lo cree conveniente y/o necesario.