El mítico punto G es una zona anatómica que debe su nombre a la inicial del médico que la descubrió por primera vez, el Dr. Ernst Grafenberg.
A pesar de la controversia, existe suficiente evidencia científica publicada que certifica su existencia y que la define como una pequeña protuberancia, sensible al tacto y al roce, dotada de densa inervación, ubicada detrás del hueso púbico, en la cara anterior de la vagina (a unos 3 cm de la uretra) y que, al ser estimulada, produce una gran respuesta orgásmica.
El ácido hialurónico y la grasa autóloga aumentan la sensibilidad del punto G
Este punto se hace mucho más sensible si el área se rellena bien con grasa autóloga (lipotransferencia) o ácido hialurónico (rellenos o fillers), debido a que la zona resulta más amplia, más proyectada y percibe más estímulo al roce con el pene, lo cual puede facilitar intensamente el orgasmo vaginal.
Antes y después del aumento del Punto G
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